top of page

Voto, luego existe...

  • Wix Facebook page
  • YouTube Classic
  • Wix Twitter page
  • Wix Google+ page

A todos aquellos que deseen reproducir las notas de La Tecl@ Eñe: No nos oponemos, creemos en la comunicación horizontal; sólo pedimos que citen la fuente. Gracias y saludos. 

Conrado Yasenza - Editor/Director La Tecl@ Eñe

La desigualdad en democracia nos iguala. La diferencia entre el 10% que más gana y el 10% que menos gana, es de 17 veces. Este dato nos permite pensar en lo que en apariencia sería una paradoja: una democracia no democrática. Es decir, una democracia de la forma pero sin una democracia del contenido.

 

 

 

Por Alfredo Grande*

(para La Tecl@ Eñe)

“no se vota porque es democracia; es democracia porque se vota”  (aforismo implicado)

 

 

Escuché decir alguna vez que la muerte a todos nos iguala. Obviamente, a todos y a todas. Nos iguala de la peor manera. Cuando no podemos disfrutar de la epifanía de la igualdad. Creo que esa frase es una implícita aceptación que la vida no solamente no nos iguala, sino que cada vez nos desiguala más. La vida en democracia, que de eso estoy hablando.  La diferencia entre el 10% que más gana y el 10% que menos gana, es de 17 veces. Parece que eso es bueno, porque hace 10 años era más de 50. Lo que me parece que el porcentaje oculta, es que en ese 10% la cantidad de personas es de una diferencia abismal. O sea: muy pocos tienen 17 veces más ingresos que millones de pobres, humildes, pauperizados, excluidos. Todo esto con cifras oficiales. Esto me permite pensar en lo que en apariencia sería una paradoja: una democracia no democrática. O sea: una democracia de la forma pero sin una democracia del contenido. El Estado de Derecho pero sin la garantía de un Estado de Justicia. En las grandes ciudades este antagonismo está encubierto por el hiperconsumo. Los mega shoppings son las Catedrales del Dios Mercado. Los súper, las iglesias. Y los mercaditos chinos, las capillas. Pero en todos esos espacios el culto es al consumo del consumo, o sea, el consumismo. Y esto es transversal a todas las clases sociales. El Dios Mercado tiene una alianza estratégica con la Diosa Publicidad. Si la unión hace la fuerza, la unidad hace el poder. Y la Unidad del Mercado y la Publicidad construye un Poder que es un monstruo que pisa cada vez más fuerte. No sé si estamos bien, pero estoy seguro que vamos mal.

 

La democracia no democrática ha construido un engendro que denominaré  “mercancía candidato”. Los candidatos son productos de primer, segunda, tercer marca…Incluso algunos tienen fecha de vencimiento y no en pocos esa fecha de vencimiento ya está más que pasada. Los enormes aparatos publicitarios de las marcas líderes (FPV; PJ; PRO; UCR) más allá de sus coyunturas actuales, inventan nuevos productos, actualizan los más tradicionales, usan la imagen que captura (lo que Tato Pavlovsky llamó “rostridad”), inventan slogans y jingles pegadizos para dejarnos a todos pegados. Con la aparición de las PASO, este esfuerzo de mercadotecnia y logística electoral ha llegado al límite, siempre estirable, de la obscenidad. La Presidenta avala con su imagen de inteligencia y belleza el voto por el amor, sin soslayar ni menospreciar el voto por el espanto a la derecha fascistoide. La candidata a senadora por la Ciudad de los Malos Desaires por el partido que des gobierna, hace palanca con su silla de ruedas. Yo la escuché en una nota decir que de eso nunca hablaba porque era personal y nada tenía que ver con la política. Si era personal, y ahora habla, debe haber usado la portabilidad numérica y tiene otra compañía de telefonía celular. Supongo que también usará la portabilidad para otras cuestiones, pero no me consta. El candidato a diputado por el FPV en la provincia de los otros desaires, amagó con poner en su lista de méritos haber superado una enfermedad grave. O sea: el producto debe ser comercializado apelando más a la sensiblería que a la racionalidad. El producto puede tener legitimidad pero no puede escapar de la lógica implacable de la racionalidad del Mercado y la Publicidad. Lo de la tiza y el carbón queda para epopeyas emancipatorias de las cuales la actualidad de nuestra cultura nada sabe.

 

Una de las formas en que la sangre derramada ha sido negociada es la clonación de militancia en rating. La obscena frase de integrantes de esto que se llama gobernabilidad, que como ya señalé es reinar con la apariencia de gobernar, de que la “presidenta mide bien”, es la confesión de parte que de todas formas no admite el relevo de prueba. Las pruebas de esta infamia sobran y sin ir mas cerca, los zócalos publicitarios del “fútbol para todos pero no para todas” me dejan mentir, pero no estoy mintiendo. Todas las jugadas por el lateral derecho quedan opacadas por la diosa publicidad.  No sé si la ley de medios audiovisuales permite esta publicidad supraliminal, pero tampoco me importa. Constituye otra de las formas del fraude, es decir, liebre por fútbol. Y el fraude es el hecho maldito del país burgués, sea social cristiano, social demócrata, progresista, peronista. Porque si el Mercado y la Publicidad está unidos, y como sabemos, todos unidos triunfaremos, es obvio que el nivel fundante de esta democracia no democrática es el fraude. Obviamente, no es el fraude patriótico de los reaccionarios conservadores del pasado. Es un fraude de la patria publicitaria. El célebre “miente, miente, miente que algo quedará”, ha sido reemplazado por “publicita, publicita, publicita que mucho quedará”. En particular, los maldecidos medios son inestimable pero costosísima herramienta del Dios Mercado y la Diosa Publicidad. En los medios se abomina de los medios, lo cual es otra de las paradojas siniestras de esta democracia no democrática. Alguna vez propuse que el preámbulo de la Constitución Nacional debía ser subvertido. El fraude empieza ahí. “El pueblo no gobierna ni delibera sino a través de sus representantes.” Espero con ansias que algún  partido político esté entero y proponga: “el pueblo gobierna y delibera a pesar de sus representantes, e incluso sin sus representantes.”  No es una utopía y mucho menos idealismo abstracto. Lo utópico es suponer que la violencia puede ser conjurada mientras el tráfico de armas es promovido, que el boom exportador es compatible con el crimen del hambre, que la catástrofe energética puede ser balanceada con el arrasamiento del agua, la tierra y el aire. Cuando el escepticismo nuevamente haga estragos, cuando ni el voto del final te va a salir, cuando no tengas ni boletas de ayer secándose al sol…se acordarán de este otario que escribió pensando que apenas existe la democracia porque voto.

 

*Médico Psiquiatra. Psicoanalista y miembro fundador de Ático, Cooperativa de Salud Mental.

 

 

bottom of page