La Tecl@ Eñe Revista Digital de Cultura y Política
Ideas,cultura y otras historias.
Publicación fundada en el 2001
Editor/Director: Conrado Yasenza
Barone-Asis
La ironía y su sombra
La palabra de origen griego tiene varias acepciones. Puede aplicarse cuando una expresión o situación parece incongruente o tiene una intención que va más allá del significado más simple o evidente de las palabras o acciones. Es también un incongruencia aguda entre nuestras expectativas de un suceso y lo que ocurre. En la Argentina hay dos escritores, que también son periodistas, que manejan la ironía con verdadero talento. Ideológicamente están en veredas opuestas y sus itinerarios han sido diferentes pero con algún punto de contacto.
Por Hugo Presman*
(para La Tecl@ Eñe)
La palabra de origen griego tiene varias acepciones. Según Wikipedia se aplica el término cuando una expresión o situación parece incongruente o tiene una intención que va más allá del significado más simple o evidente de las palabras o acciones. Es también una incongruencia aguda entre nuestras expectativas de un suceso y lo que ocurre. También se aplica cuando las palabras usadas son intencionalmente opuestas a su significado corriente.
En la Argentina hay dos escritores que son simultáneamente periodistas que manejan la ironía con verdadero talento. Ideológicamente están en veredas opuestas y sus itinerarios han sido diferentes con algún punto de contacto.
JORGE ASÍS
Novelista prolífico, obtuvo reconocimiento público con “Flores robadas en los jardines de Quilmes”. Su paso por el diario Clarín con sus recordadas crónicas bajo el seudónimo de Oberdán Rocamora, concluyeron con un portazo que fue su novela “Diario de la Argentina”, donde revelaba el entramado íntimo de su directora Ernestina Herrera de Noble con el frigerista y jefe de redacción del diario Oscar Camilión. Muchos años después, el canciller de la dictadura, luego Ministro de Defensa de Carlos Menem, sufriría los embates del diario, principal denunciador del tráfico de armas a Ecuador y Croacia por los que Camilión fue condenado. También revelaba con nombres apenas cambiados la historia íntima de la redacción lo que produjo dos consecuencias perdurables: se convirtió en un proscripto en el periodismo argentino para que no fuera contratado ante las presiones de Clarín y sus libros ignorados bajo un espeso silencio. Por otra parte se granjeó la animadversión de muchos de sus antiguos compañeros desnudados en situaciones incómodas, mientras convertía a Marcos Cytrimblum, secretario general del diario, bajo el nombre de Mauricio “Papito” Aizemberg en un personaje mítico. Un ascendente Héctor Magnetto aparece apenas oculto bajo el nombre de Bagnatto.
Políticamente se inició en el Partido Comunista y abrevó en las incomprensiones políticas e históricas del eterno secretario general Vittorio Codevilla. Tal vez ahí pueda encontrarse el origen en que muchas veces su ironía bordee el cinismo. Ferviente menemista, fue embajador argentino en la UNESCO y luego Secretario de Cultura, cargo al que renunció por televisión para ser designado embajador en Portugal hasta 1999, con la finalización del mandato del riojano. En las elecciones presidenciales del 2007 acompañó a Jorge Sobisch como candidato a vicepresidente. En alguna interna había acompañado a Adolfo Rodríguez Saá en la fórmula presidencial, lo que demuestra que es más agudo como analista político que como actor político, en donde suele demostrar una infalibilidad para el error que iguala a su antiguo mentor en el Partido Comunista.
En su libro “El sentido de la vida en el socialismo” escribió: “Cada vez era más notorio que, cuando un intelectual se lanzaba a la carrera política, menos que cambiarse la política, quien cambiaba era el intelectual”
ORLANDO BARONE
Cobró notoriedad a partir de los “Diálogos Borges -Sabato” de los cuales fue el compaginador. En el prólogo puede leerse: “Esa aparente trivialidad – la comprobación de que esos dos escritores a quienes admiro por distintas y antagónicas razones, habían podido dialogar afectuosamente- (se refiere a un encuentro previo en la librería La Ciudad de la galería del Este el 7 de octubre de 1974) me inspiró la idea de provocarlos a una serie de diálogos más intensos y amplios que pudieran convertirse en libro. Cuando pocos días después le acerqué la propuesta a Jorge Luís Borges, sentados uno frente al otro, en un rincón del entrepiso de la librería, me di cuenta que clase de ceremonias le importunaban: “No me llame, señor”, me observó amablemente para quitarle pompa a mi discurso. Dígame Borges a secas” y sin vacilar aprobó la idea de buen ánimo. Cuando lo invité a que sugiriera algún intelectual de su confianza, para que compartiera mi rol en los encuentros, me dijo irónicamente: “No hace falta: creo ciegamente en usted”, subrayando con malicia la palabra “ciegamente” seguro de su efecto.” De este tipo de ironías borgeanas es tributario Barone. También de una falsa modestia que encubre un poderoso ego. Por eso puede escribir en “Solo ficciones”: “Estudié. Pero no lo suficiente. Leí. Pero no lo suficiente. Aprendí. Pero no lo suficiente. Y vivo, pero no lo suficiente. Espero que cuando muera tampoco muera lo suficiente.”
Los encuentros se realizaron el 14 de diciembre y el 21 de diciembre de 1974, y se continuaron el 11 de enero, 15 de febrero y concluyeron en tres reuniones finales el 1º, el 8 y 15 de marzo de 1975. El país vivía un clima de enorme tensión y politización mientras se preparaba el golpe que un año después precipitaría al país en los años de sangre y plomo con la irrupción de la dictadura establishment-militar. Pero el más importante escritor argentino y el otro, uno de los más reconocidos, charlaban con la expresa condición, según cuenta Barone en el prólogo: “Una sola cosa quedó en claro como regla de juego: no se tocarían las cuestiones “peronismo-antiperonismo” ni la actualidad política” “ Es que la gente hoy habla tanto de esas cosas…sentenció Borges al sugerir esa única exclusión temática…”
Más adelante, Barone ubica temporalmente las charlas: “Al empezar esta historia Borges tiene setenta y cinco años; Sabato sesenta y tres; yo treinta y cinco”
Treinta y ocho años después de este encuentro en que para dialogar los dos escritores debían comprometerse a no hablar de política, la ironía la pone la realidad, pues es ahora con el compaginador con el que hay que adoptar la misma actitud para conservar su amistad, incluso cuando uno se encuentra en la misma vereda, pero no puede enterrar las armas de la crítica.
Barone trabajó en la Revista Mercado, en Clarín en el suplemento Cultura y en la revista dominical entre 1976 y 1981, en la revista Siete días, en la agencia DYN, en La Razón, fue director de los diarios “El Cronista” y de “Extra”, pasó por la redacción de Ámbito Financiero y colaboró en las revistas “Tres Puntos” y “Debate”. Pero su ironía alcanzó alturas excelsas en sus columnas “Puerto Libre” en el diario “La Nación” y sus “Cartas Abiertas” en Radio Continental. Su clara adscripción política kirchnerista encontraba en su rico lenguaje y su ironía feroz una pica eficaz, en territorio hostil, como son el diario de los Mitre y la emisora del grupo Prisa, en pleno conflicto del gobierno con las patronales del campo. Fue director del ISER y finalmente desembarcó en el programa 6-7-8, donde sumó su ingenio a la contraofensiva mediática del gobierno contra los medios dominantes.
Ahí ha disfrutado de una popularidad a la que hasta entonces no había accedido y un rechazo proporcional. A lo largo de cinco años ha tenido algunos tropezones y discusiones con otros panelistas de los que salió en general malherido, lo que lo ha llevado a adoptar una posición reticente que lo convierte en muchos programas, más que en un panelista, en un televidente con platea privilegiada. Parece el destinatario del poema número 15 de Pablo Neruda: “Me gusta cuando callas, porque estás como ausente… me gusta cuando callas, y estás como distante”
Su último Puerto Libre en La Nación es una buena síntesis de sus posiciones e ironías: “En el día de mi cumpleaños, hoy 5 de octubre (2008), escribo mi último Puerto Libre. Desde el primer número comparto estas páginas democráticas con otros escritores y con los lectores. Aun con aquellos que por discernimiento crítico se saltean esta columna. Me consuelo: porque desconocer algo es también reconocerlo. Se trata de una despedida corriente. Uno no sabe a veces por qué nace el impulso que produce un efecto, aunque sospecha la causa: la falta de inspiración. O la falta de materia creativa que rebaja la frescura del comienzo. No me sería honroso acomodar el texto a la rutina del oficio aparentando la pasión o el interés que ya no se sienten. Y menos honroso sería mutar o contenerse. Hay quienes se "periodistizan" según el soporte o el contrato. No es mi caso. Y no me estoy yendo sino saliendo, que es otra clase de gesto. De haber sido esta la crónica habitual, tal vez se hubiera referido al miedo al presidente Alfonsín. A verlo el otro día superar largamente a su estatua y superándonos a tantos de nosotros. O hubiera escrito acerca del miedo como efecto disciplinador de la sociedad contemporánea. O sobre los miedos y "miedecitos" que la acechan. Y que le imponen la tensión desconfiada, aun ante el placer, obstaculizando su goce al obligarla a mirar continuamente a los costados de reojo. La sociedad del miedo se encoge. Tiende a asegurarse en compartimentos homogéneos. La alteridad -los otros- la perturban hasta tanto no demuestren parecérsele. Sólo los iguales la aligeran del peso de la duda y de la suspicacia. Eso es no darse cuenta estúpidamente, reaccionariamente, que la democracia es incluirse en lo distinto.
Cada día más nos empujamos a perfeccionar los cerrojos, y a anestesiarnos para evitar todo riesgo físico. Aunque igual nos someten súbitos e inesperados riesgos, se trate del Muro de Wall Street, o antes el Muro de Berlín. Sobre todo el miedo económico. Que luce patético y vergonzante en los ricos por falta de entrenamiento y de costumbre. Y de coraje. En una hipotética tabla de miedos ése es el menos honorable. Por eso hay tantos asustadores y por eso hay tantos asustadizos. No hay sensación más eficaz que ésa para empujar a la sociedad al repliegue conservador, a la xenofobia y a la derecha. A la antipolítica. También habría deseado escribir sobre el ya crónico síndrome insatisfecho de los movimientos ganaderos-granarios. A los que la estratégica mutación del lenguaje resume en esa inocente y bucólica palabra llamada "campo". El campo es nuestro, pero cuanto más nos provee más hay que merecerlo.
Porque es ahí donde la naturaleza argentina ha recibido los dones más patrióticos y gratuitos y sin embargo es también ahí donde más se cultivan los clamores de carencia y de discordia.
No hay saciedad que resuelva la histeria, ni hay prosperidad que pueda resolver la insatisfacción antropológica.
Pero no voy a ahondar acerca de esto porque sigue ganando la leyenda. Más acorde a la modestia de mi oficio sería ocuparme de los medios, incluyéndome como un arrendatario de muchos años de entrega y resistencia, ambivalentes. Y siempre militando en el periodismo impuro para evitar caer en el pecado, no ya de mentir, sino de mentirme. Los medios, hoy, son más imbatibles que cualquier dominación omnipotente. Lo justo o lo injusto salen de su batidora según el flujo de la opinión pública. Podría escribir acerca de esto. Y de cómo el espectáculo ha pasado a dominar el género de las noticias. Un espectáculo-negocio con uno adentro en papel secundario, pero no exento de participar con más o menos desproporción histriónica. Participando a veces como público -como consumidor de noticias- y consciente del abuso sensorial y neuronal a que me he sometido, yo también celebro esa puesta, que sólo excepcionalmente es verosímil y a la que le sobra material apócrifo. Decía Aldous Huxley: "una verdad sin interés puede ser eclipsada por una mentira emocionante". Lo parodio: "una valija emocionante puede eclipsar a un relato insuficiente".
"Puerto Libre" cree no haber sido cautivo sino libre. Si eso no se nota es que no fui sincero. Feliz cumpleaños, me deseo.”
Muestras de su talento, de su sólida formación intelectual de autodidacta, pueden encontrarse en su libro “Imperdonables. Crónicas de un escritor”.
Tomando alguna crónica al azar, por ejemplo la del 12 de septiembre del 2004, puede leerse: “... Aunque ha habido excepciones por exceso de defensa que fueron alabadas secreta o no tan secretamente. Cuando en un hecho violento la policía mata a algún delincuente, suele haber testigos admirados que aplauden con júbilo ante el cadáver caliente. Se ha sabido de bandas que gozan torturando a las víctimas. Arrojar desde lo alto de un edificio un envase de vidrio contra una mujer piquetera retrata al atacante, que tal vez esté situado apenas un peldaño económico más arriba que aquella. También retrata el reprimido deseo de muchos de hacer lo mismo. No es fácil administrar el resentimiento. Si ese deseo se va antes que los piqueteros, tendrán sentido la buena alimentación y la cultura”
DICCIONARIO DE JORGE ASÍS
Poseedor de una pluma vitriólica, tiene una larga lista de adjetivos, algunos de precisión admirable.
Elisa Carrió es “nuestra Gioconda pintada por Botero. Tiene una empresa de demoliciones y luego no sabe qué hacer con los escombros”
Mauricio Macri es “El Niño Cincuentón”, el máximo cuadro del macricaputismo.
Daniel Scioli, es el Líder de la Línea Aire y Sol del Justicialismo
Alicia Kirchner: es la fotocopia
Horacio Verbitsky, el orientador del CELS, es el ideólogo del ascendente “Movimiento Todos por Horacio”
Carlos Zannini: es el cenador (con c porque cena con frecuencia con Cristina). “Es el López Rega sin Magia que basa la legitimidad en el manejo frecuente de los cubiertos.”
Amado Boudou: es el descuidista
Néstor Kirchner: era “El furia”, un duro en el arte de arrugar
Cristina Fernández: primero fue “la elegida”, luego “la doctora”. “Hasta aquí, que se sepa, La Doctora arrugó “solamente una vez”. Como en aquel bolero clásico. Retrocedió con el Papa Francisco, el único que la perforó. Con la contundente bondad, el manejo sobriamente escenográfico, la modestia inteligentemente demoledora”
Gils Carbó: “Ideóloga de “Justicia Legítima”. Agrupación que impulsa el zafarrancho de la Reforma Judicial. La “movida democratizadora”. Motivada en la obsesión que depara el conflicto bélico con Clarín (que para colmo se pierde).”
José De La Sota, es “El Cordobés Profesional”, Roberto Lavagna, “La Esfinge”, Hugo Moyano, “El Charol”, y Francisco de Narváez, “El Caudillo Popular”
Sergio Massa, gobierna “la franja de Massa” y la denomina “La rata de Tigre”. Últimamente “Línea Aire y Sol II”, y “El Garca”.
Pino Solanas: el dirigente estudiantil
Héctor Icazuriaga: lo llaman Corazón de Ballena (el Bobo más grande)
Ricardo Jaime: el funcionario que supo consagrarse en el arte de la marroquinería cotidiana
Grupo Szpolsky: shopping editorial
Eduardo Duhalde, es “El Piloto de Tormentas (generadas)”; Alberto Rodríguez Saa, “El Artista Plástico del Estado Libre Asociado de San Luis”; Felipe Solá, “El Máximo Cuadro del Felipismo”, y Mario Das Neves, “El Barítono Portugués”.
La Cámpora es “la Agencia de Colocaciones Cámpora”
El kirchnerismo es “La Revolución Subsidiada, imaginaria”
Los intendentes: son los ninigobernadores
Tigre: Tierra Santa
Buenos Aires es “la provincia inviable”
La Capital Federal: el artificio autónomo
La coima: los denomina pirulines.
La torpeza del gobierno: equivale a chocar una calesita
LA SOMBRA DE LA IRONÍA EN ORLANDO BARONE
Barone, poseedor de una mirada aguda sobre la sociedad que en sus mejores momentos le permitió disimular lagunas en su formación política, se fue radicalizando en su kirchnerismo, en la misma proporción que era el blanco preferido de la animadversión de los medios dominantes. Cuanto más era agredido, más incrementaba su fundamentalismo kirchnerista.
Su talento empezó a degradarse, en una lamentable similitud con lo que se conoció como el “socialismo real”, en un género conocido como “realismo socialista”.
Así escribió una poesía bajo el título “Pelotudos”, en Diario Registrado del 28 de abril del 2013, que si algún día recupera su mirada autocrítica intentará borrar de su historia. Anteriormente el 6 de febrero, en el mismo medio, escribió una nota bajo el título “Si, que se vayan todos”, en donde proponía que se vayan del país todos los que no son kirchneristas. El 15 de mayo, en el mismo medio escribió bajo el título “Lanatismo”, este párrafo antológico en su intemperancia propia de un talibán : “Si al sujeto, al tipo o la tipa, no les da vergüenza leer en un lugar público los diarios Clarín y La Nación; Perfil, y El Cronista, y varios de otras regiones del país; y tampoco los avergüenza en un bar mirar TN o CNN, o un canal de cable con algún palabrero escandalizador naturalmente opositor al gobierno nacional, es que ya la vergüenza los ha abandonado.”
Este párrafo tuvo su correlato televisivo en 6-7-8, cuando intentando justificar la ausencia de conferencias de prensa presidenciales, por considerarlas innecesarias, argumentó basándose positivamente en el antecedente, muy desdichado, de Perón con la periodista Ana Guzzetti el 8 de febrero de 1974, ante el sorprendido silencio de sus compañeros. Fue Gabriela Cerruti, periodista invitada, quién salió al cruce haciéndolo ver que el ejemplo que daba era a todas luces improcedente.
El autor de esta nota ha disfrutado el ingenio, el talento y la amistad de Orlando por más de quince años. Le resulta difícil reconocer en estos escritos a la persona que conoció.
Salí a defenderlo cuando la Revista “Noticias” en forma canallesca, hace tres años, lo proclamó el peor periodista. Con el periodista Carlos Ulanovsky propulsamos una solicitada de repudio a Noticias y de apoyo al periodista, que fue publicada en los medios, con una centena de firmas.
Tengo una interpretación de lo que ha sucedido con Barone: el hombre que nació en la Boca, no tuvo pasiones políticas. A una edad en que las mismas suelen atenuarse, en forma meritoria el autor de “Debajo del ombligo” y “Locomotora de fuego”, se enamoró políticamente de una chicabonita que despertó en él una pasión incontrolable. Cuando él lo comenta con adjetivos grandilocuentes, uno le dice: Esperá Orlando: es muy gratificante que a tu edad te hayas enamorado de una linda y joven mujer pero permitime disentir con vos: no es más linda que Araceli González como decís, ni tiene el cerebro de Alberto Einstein como insistís, ni mucho menos la combatividad de Rosa Luxemburgo como te imaginas. Es linda, inteligente y combativa pero no exageres. Eso es suficiente para que Orlando se enoje. Lamentablemente cuando si debió enojarse y patear el tablero fue cuando Beatriz Sarlo lo paró con su conocido “Conmigo no, Barone”, pero metió violín en bolsa y añejó una bronca basada en que lo dejaron sólo. Extraño comportamiento: se enoja como un viejo y pretende que lo defiendan como si fuera un chico.
Su gran amigo, el escritor y periodista Mario Diament, difícilmente podría repetir en relación a los textos transcriptos en este título, párrafos de la carta que le escribió cuando Barone cumplió 70 años: “ Quienes lo queremos, nos sentimos agradecidos por su amistad. Porque si viviera en una sociedad acostumbrada a celebrar el talento, hoy el cumpleaños de Orlando Barone sería una fiesta nacional.”
LA SOMBRA DE LA IRONÍA EN JORGE ASÍS
Las ingeniosidades de Jorge Asís en su manejo de la ironía permiten arrancar una sonrisa. Distinto es cuando abandona la ironía y transita el cinismo de aquel que se pretende de vuelta, cuando nunca terminó de ir. Después de instrumentar una mirada despreciativa sobre casi todo, reivindica a Cavallo y Menem. Impúdicamente despliega un cipayismo concentrado. Si en su juventud era tributario de Moscú, desde hace varias décadas se inclina genuflexamente hacia el primer mundo. Así escribe: “La intrascendencia geopolítica de Argentina, sumada a la insolvencia estructural de Brasil para ejercer el liderazgo, induce a prestar mayor atención a los acontecimientos derivados de la simultánea radicalización -en sentido contrario- de Colombia y la Venezuela Bolivariana.
El primero -Colombia- se proyecta hacia la libertad económica, el clima de negocios y la euforia de los capitales legítimos, mientras intenta la aventura de la Reconciliación Nacional. La paz, o por lo menos la convivencia, con las FARC, después de medio siglo de beligerancia civil. Más de cinco millones de muertos. … Es como si Santos, en la práctica, se comportara como un nuevo Menem. Inspirado, acaso, en la audacia del devaluado presidente argentino, que hoy convive con sus pensamientos en “retiro espiritual”, mientras se somete a las excesivas facturas presentadas por los manipuladores de la historia. Durante su década, a través de las imposturas indignas del peronismo reversible -y sobre todo del fortalecimiento de la economía que generaba- la dupla Menem-Cavallo supo lograr que Argentina ingresara en el Grupo de los 20. El G-20 donde aún el país persiste, aunque de colado. Mientras sus autoridades irresponsables pestifican patológicamente sobre la aplicación de la economía que los instaló en el privilegiado sitial que les permite el único lucimiento internacional del año. Para que La Doctora se lance a dictar cátedra, ante la divertida perplejidad de Ángela Merkel.”
Su genuflexión ideológica lo lleva a escribir: “… por la creciente intrascendencia del país, ni se tienen en cuenta las protestas que transcurrieron en Argentina”
Alguien con pergaminos mucho más sólidos y trascendentes que el autor de “Partes de inteligencia" y “Excelencias de la nada”, el ex presidente del Brasil Lula da Silva, dijo: “Aquello que las personas jamás se imaginaron que iba a pasar, nosotros lo vivimos; fue el período más progresista, socialista y de izquierda de nuestra América del Sur….En política internacional, nadie respeta a aquellos que no se respetan a sí mismos. Nadie respeta a lamebotas, a un adulador”
Durante los noventa, Jorge Asis y Jorge Lanata estuvieron en veredas enfrentadas. En el programa de Grondona “Hora Clave”, Asis se burlaba de las camperas del director de Página 12 que actuaba a la defensiva. Éste se vengó en el prólogo del libro de Romina Manguel y Javier Romero sobre Hadad. Ahí escribió: “Daniel Hadad, Raúl Moneta, Bernardo Neustad, Gerardo Sofovich, Jorge Asís, fueron los Astiz del menemismo: los miembros del grupo de tareas que tuvieron a su cargo el trabajo sucio dentro de los medios”
El kirchnerismo ha logrado la reconciliación de Lanata y Asís. Integrantes ahora, utilizando la inapropiada expresión de Lanata, de grupos de tareas separados pero confluentes en su tarea de demolición del gobierno.
LA IRONÍA Y SU SOMBRA
Salvo que compartieron un taller literario, que ambos son escritores y periodistas, no hay más puntos de contacto entre Barone y Asis. Los vinculé porque manejaron y aún muchas veces manejan, la ironía como nadie en la Argentina. Con sus pro y sus contras. Con sus claros oscuros.
Con sus historias y contradicciones.
*Periodista. Conductor del programa radial “El Tren”, emitido en Radio Cooperativa.